Lado B <REGRESA Seguro que dentro del top de cosas más incómodas está el intentar integrar hábitos más saludables y compasivos a tu alimentación y que tu familia esté en tu contra.
La escena es conocida: estás en la mesa del comedor con tu familia y los tíos y primos se pelean por el trozo de carne más grande y salen a flote argumentos del tipo: “Es que la civilización humana no hubiera avanzado si no hubiera comido carne”. Pues amigui, te contamos que eso fue ya hace varios millones de años y las condiciones en las que vivimos, nos relacionamos, trabajamos y quemamos energía son absolutamente diferentes. Acá te vamos a dejar un par de argumentos sólidos para que combatas esas creencias antiguas y puedas dejarlos a todxs boquiabiertxs con un “pues no mi ciela”.
1. No somos cavernícolas
SÍ, la alimentación ha sido una importante fuerza selectiva en la evolución humana.
- Los primeros homínidos obtenían energía y proteínas de frutas, verduras, raíces y nueces hasta que evolucionaron y cambiaron su postura a una erguida que les permitió desplazarse a las llanuras e integrar nuevas prácticas como la carroñería, la cacería y la antropofagia.
- A partir del período paleolítico, la sobreexplotación de recursos, los cambios climáticos y el crecimiento de la población condujeron a un patrón dietario más diverso, que contribuyó a establecer la estructura genómica del hombre moderno.
2. No sacrificamos los sabores
Cuando alguien en tu círculo social se le ocurra decir que las personas que comen a base de plantas sacrifican los sabores, tú le vas a responder… ¡No, no, no, todo lo hay en versión vegetariana!, y es que así es, simplemente los vegetarianos y veganos consideramos todo el tiempo lo que vamos a comer y por eso preferimos comer una deliciosa burger a base de plantas, que una hamburguesa de carnita animal; eso sí, como aquí cabemos todos no nos molesta que alguien se coma una burger mixta, con las dos carnitas.
3. No extrañamos la carne, ni el queso o el huevo
Cuando comienzas a comer a base de plantas ya no hay vuelta atrás y en menos de lo que piensas ya no te estará haciendo falta ese carnita de animal que considerabas tu favorita; sin embargo, cambiar a una dieta flexi, vegetariana o vegana requiere de voluntad, por eso es para valientes. Debemos de tener en cuenta que aunque todo existe en versión vegetariana o vegana, muchos de los productos no son 100% similares en su sabor, pero puedes buscar alternativas para suplir esa necesidad del sabor, te recomendamos buscar ayuda de un nutricionista si apenas vas a iniciar este increíble proceso
Dicho esto, si alguien se atreve a refutar estos mega argumentos, simplemente no está preparado para una discusión y menos en hacer el cambio, así que… no te desgastes.