Lado B <REGRESA Dieta mediterránea
Esto de pronto sobra preguntarles, pero, ¿han escuchado algo sobre la dieta mediterránea?
Primero que todo, rechacemos el sentido opresor que ha tenido esta palabra sobre nuestrxs cuerpxs y empecemos a usarla para concebir formas y métodos de alimentación para el autocuidado y el enriquecimiento físico.
Imagínense que esta es una dieta basada en las cocinas tradicionales de Grecia, Italia y otros países del mar Mediterráneo. Estas cocinas le dan gran importancia a los alimentos de origen vegetal, como cereales integrales, verduras, legumbres, frutas, semillas, frutos secos, hierbas y especias.
A estos ingredientes se le suman, con moderación, el pescado, los mariscos, los lácteos y la carne de aves. Por el contrario, la carne roja y los dulces solo se comen ocasionalmente.
Este tipo de alimentación cuenta con dos toques secretos: el aceite de oliva, es la principal fuente de grasa agregada y, además, incluyen el uso de los métodos de cocina tradicionales de la región.
Hace varias décadas se observó que las enfermedades cardíacas eran mucho más comunes en Estados Unidos que en la región Mediterránea. Desde entonces, varios estudios confirman que la dieta mediterránea ayuda a prevenir las enfermedades cardíacas y los accidentes cerebrovasculares.
El estudio PREDIMED, que quiere decir “Prevención con dieta mediterránea”, es uno de los estudios más importantes de nutrición a nivel mundial en años recientes y fue llevado a cabo en la Universidad de Navarra.
Las conclusiones publicadas en la revista ‘The New England Journal of Medicine’ en el 2013, aseguraban que la dieta mediterránea, acompañada de aceite de oliva virgen extra o frutos secos, reduce la incidencia de problemas cardiovasculares. (Menos mal, ¡porque como es de rico!)
Además de sus efectos en el corazón, también ayuda a la prevención de la diabetes tipo II, al desarrollo de la función cognitiva y a la fibrilación auricular.
Entonces, ¿cuáles son las indicaciones de la dieta mediterránea sobre la carne?
- Al menos un día a la semana, no comas carne (ni blanca ni roja).
- Si va a comer carne, que sea preferiblemente carne blanca.
- Consumir de forma muy ocasional carne roja: una, dos o tres veces al mes.
- Limitar bastante el consumo de carne procesada.
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